
La primera vez que oí hablar de la Generación Z fue en una conferencia impartida en Madrid por la psicóloga social Dolors Reig. Sigo desde hace años su blog El caparazón y me confieso rendida admiradora de sus tesis sobre el impacto que la tecnología tiene en nuestras vidas. Sus post me han hecho reflexionar a menudo sobre el papel que las pantallas y la hiperconectividad tienen que jugar en mis clases y en la educación en general.
Dolors enganchó mi curiosidad muchísimo en aquella ocasión, cuando explicó a los asistentes que la Generación Z o “Generación conectada” es la de aquellos nacidos después de 1996, y que no debemos confundirlos con los Millenials, que es la generación anterior (nacidos entre 1980 y 1995). Según Dolors, la Generación Z será la última generación, la que cierra y engloba a todas las demás (ya no quedan más letras) porque, al estar hiperconectados, Internet les permite acceder a contenidos o a consumir objetos culturales que no siempre pertenecen cronológicamente a los años en que han nacido o crecido. Son, de este modo, los más libres y los que han contribuido a romper con la rigidez anterior de lo que se suponía que debías hacer si pertenecías a una u otra generación.
Mi motivación personal por comprender todos los detalles de aquella conferencia tan interesante nace de una circunstancia muy concreta: resulta que, según lo que Dolors nos estaba explicando, soy madre de dos hijos “Z”, nacidos en 2002 y 2006. Lo cierto es que siempre nos reímos mucho juntos cuando medio en broma, medio en serio, me dicen aquello de: “mamá, es que no lo entiendes, tú eres de otro siglo” y probablemente tengan razón. Soy del siglo XX y crecí en un mundo de certidumbres que ya no existe. Tendré que esforzarme en seguir comprendiendo esta nueva realidad VUCA (Volatility (V), Uncertatinty (U), Complexity (C) y Ambiguity (A)).
El caso es que no soy solamente madre de dos “adolescentes Z”, sino que he desarrollado gran parte de mi carrera docente dándoles clase. Y al escuchar a Dolors aquel día, pude constatar lo veraces que eran muchas de sus afirmaciones.
Profes por un día
Una de mis propuestas favoritas como profesora de Lengua es trabajar las exposiciones orales desde lo que yo llamo “profes por un día”. Mis aprendices tienen que preparar una exposición de entre 15 y 20 minutos sobre un tema que les motiva o apasiona especialmente, y fingir que son profesores para el resto de sus compañeros. Imagine el lector todo lo que esto conlleva para las capacidades de análisis y síntesis, el secuenciar la presentación de los contenidos, y a nivel de preparación de materiales y apoyos visuales. No os puedo contar la cantidad de cuestiones que he aprendido de los chicos durante estos años y cómo me ha ayudado a estar más “conectada” con ellos; esta vez, eso sí, a nivel emocional.
“Profes por un día” ha sido una fuente inagotable de inspiración y una de las herramientas más valiosas de las que me he valido para sacar a la luz talentos que quedarían ocultos si nuestras clases se limitaran a ceñirnos a los contenidos curriculares marcados por la ley.
Algo que no creo que sorprenda a los lectores es que a menudo los chavales, fundamentalmente chicos, han decidido que el tema de ese día eran los videojuegos, la internet profunda (Deep Web) y los youtubers.
Youtubers
Y entonces constato algo que Dolors Reig contó en aquella conferencia. Son una generación de emprendedores que sueña con el autoempleo, que quiere empezar a trabajar pronto y ganar un dinero que les permita tener independencia. El objetivo de muchos de estos aprendices que acaban de inaugurar su adolescencia es emular a el Rubius, Vegetta 777 o Wismichu, tener su propio canal de éxito en Youtube (de hecho, la mayoría lo tienen; yo me pregunto si sus padres lo saben), que suban como la espuma sus suscriptores y tener a diario muchísimas visitas. No es esto óbice para reconocer que los contenidos de estos youtubers que acabo de mencionar son, en sus propios términos, “ la chorrada padre”. En alguna de las presentaciones de “Profes por un día” me han hablado de cómo su canal crecerá con publicidad y le sacarán partido económico, y cómo algunos saben mucho más de marketing digital y posicionamiento que algunos equipos directivos de escuelas que conozco. Está claro que me queda mucho por aprender de Dolors Reig, de mis hijos y de sus amigos de la Generación Z. Ya lo dije antes: soy del siglo XX. Y además, aprendiz eterna.
Trashtubers
Después de estas exposiciones en el colegio, vuelvo a casa e intento seguir documentándome. Y es entonces cuando descubro, ahora francamente preocupada, que algunos de los youtubers más seguidos son, según la etiqueta de Dolors Reig, auténticos Trashtubers. Me entero que en 2018 Youtube ha desmonetizado el canal de Logan Paul, un influencer de mucho éxito que se dedicaba a mostrar cómo electrocutar a una rata, o llegó a mofarse en su videoblog diario del cuerpo sin vida de un hombre que se había ahorcado en el llamado “bosque de los suicidios” en Japón. Quizás este sea uno de los ejemplos más sangrantes de lo que no queremos que consuman nuestros hijos y alumnos, pero ojo, que el Rubius tiene un vídeo en su canal titulado ¿te puedes suicidar en realidad virtual?

Aquí me paro; no voy a entrar en este momento en los canales de los llamados “probadores de videojuegos”, algunos con más 17 millones de suscriptores. A estos influencers les siguen incluso niños de 6 y 7 años, alumnos en 1º y 2º de primaria, que después están en sus casas aislados detrás de sus auriculares, jugando durante horas al videojuego de moda, ese shooter gratuito llamado Fortnite.
Confieso que tengo que profundizar más en este tema y entender mejor cómo funciona todo esto de los influencers. Acabo de leer en la revista Fotogramas una reseña muy positiva, escrita por voces autorizadas en materia cinematográfica, de “Vosotros sois mi película” un supuesto retrato de los Millenials y la Generación Z protagonizado por uno de los youtubers más adorados en este país: Wismichu. Resulta que Wismichu nos tomó a todos el pelo soberanamente en octubre de 2018 con el supuesto estreno de “Bocadillo” en el festival de Sitges, un gag en bucle de más de una hora en la que el protagonista intenta pedir un bocadillo vegetal que no lleve atún ni pollo. La “broma” era en realidad un gancho en modo performance con la que pretendía hacer ruido y que veamos, ahora, su verdadero documental, que habla sobre el culto a los famosos por los medios y los fans. Wismichu ha declarado a un periódico que “lleva muy mal el peso de la fama, que le gustaría volver a ser anónimo y que no le gusta que le paren en la calle”; pero va a dar a lo grande el salto al cine, como ya han hecho otros youtubers…
De cualquier modo, yo en este blog hablo de educación, no de cine. Así que dejo al lector la libertad de opinar sobre este tema y de ver (o no) el documental.
Dice Cristóbal Cobo, otro de los grandes estudiosos de los efectos que la tecnología tiene en nuestras vidas (y no solo en la Generación Z), que estamos en plena “borrachera digital, con demasiado ruido y poca señal” y en su último libro, Acepto las condiciones. Usos y abusos de las tecnologías digitales (Fundación Santillana) advierte de los peligros de esta pérdida de autocontrol y esta dependencia de las redes sociales, que nos convierte en víctimas en lugar de usuarios. Entonces recuerdo una lectura de hace apenas una semana, un artículo de “Crecer conectados”, en que se narraba cómo los gurús del Sillicon Valley, entre los que están directivos de Apple, Google y otros gigantes tecnológicos, educan a sus hijos sin pantallas hasta que llegan a la Secundaria, para no robarles el privilegio de “crecer en el asombro”, parafraseando a otra de las grandes, Catherine L’Ecuyer. Y es que ya sabemos que en la primera infancia, la etapa de mayor plasticidad cerebral, si le das a un niño una pantalla demasiadas horas al día le estás limitando sus habilidades motoras, su tendencia a expandirse y relacionarse con los demás y su capacidad de concentración. Dolors Reig nos recordaba que la sobrecarga cognitiva del típico entorno “multiestimulado” en que vivimos tiene como consecuencia que el 11% de los chavales de la Generación Z han sido diagnosticados con TDAH. Son menos capaces de focalizar en las tareas y su concentración se pierde cada 8 segundos, aproximadamente.
Prosumers
Pero no quiero parecer negativa. En este blog queremos debatir ideas y buscar soluciones. Humildemente creo que la mejor decisión, ante todo este panorama tan complejo, es el de educar para que nuestros aprendices Z sean Prosumers (Productores, a la vez que Consumidores) de espíritu creativo y crítico. Nos toca a los educadores (docentes y familias) desarrollar su capacidad de filtrar información en entornos digitales para que no consuman porquerías de los Trashtubers ni se dejen seducir por los cantos de sirena del facilismo tecnológico en red que denunciaba Cristóbal Cobo.
Hay muchos influencers y canales de Youtube que pueden tener aspectos muy positivos en sus vidas. Todos le hemos dado cabida ya en nuestras clases a las inspiradoras charlas TED. Conozco chavales que han conseguido mejorar sus calificaciones en Física y Matemáticas viendo los vídeos de la Khan Academy o siguiendo las explicaciones de David Calle en su academia online UnicoOs. Y para mí, el ejemplo más reciente y significativo es el de la joven activista climática Greta Thunberg, que con solo 16 años ha conseguido en tiempo récord, de agosto del 2018 a ahora, generar un movimiento de rebelión estudiantil y de acción por el clima sin precedentes, el ya famoso Fridays For Future. Veo, complacida, cómo jóvenes de todo el mundo (incluido mi hijo de 17 años y sus compañeros de Colegios del Mundo Unido) están usando Instagram, Youtube y Periscope para producir vídeos e imágenes, para recoger instantáneas de sus protestas; en definitiva, para empoderarse, alzar su voz y reclamar a los gobiernos de todo el mundo un desarrollo más sostenible para el malherido planeta. Es un excelente ejemplo de cómo las TIC (Tecnologías de Información y Comunicación) se han convertido progresivamente en TAC (Tecnologías de Aprendizaje y Conocimiento) y luego en TEP (Tecnologías para el Empoderamiento y la Participación).
Un niño, un profesor, un libro y un lápiz pueden cambiar el mundo.
Malala Yousazfai
Empiezo a creer que un buen canal de Youtube de cualquier miembro de la Generación Z también puede cambiarlo. La tecnología ha venido para quedarse; no la podemos limitar al consumo de cualquier tipo de contenidos basura ni permitir que los niños y chavales lo hagan, ni en los hogares ni en las escuelas. Abogamos, desde Educando Consultoría y desde este foro, porque los centros escolares tengan muy presentes proyectos y observatorios de salud digital y formen a docentes y familias en el uso responsable de la Red. De este modo, los miembros de la Generación Z podrán producir, a través de las tecnologías, contenidos de calidad que transformen el mundo en que vivimos, y no simplemente narrar sus partidas en Fortnite y Brawl Stars, o contar chistes.
Me ha encantado esta entrada de tu blog , cuentas tantas cosas interesantes ….eres una gran influencer para todos los docentes ?
Uy, lo de influencer me suena tan grande…. jajajaja. Solo pretendo un poco de diálogo y compartir con otros docentes inquietos como tú Un saludo.
Explicas con mucha claridad términos que a menudo generan confusión. Pertenezco a la generación XX (53 primaveras) y todo lo que cuentas me resulta muy útil. Cuando pienso en el cambio de era que nos está cayendo encima (no soy del todo optimista) me siento relativa y afortunadamente obsoleta. Y entonces abro mucho los ojos y veo que de TIC a TAC. De TAC a TEP. Y de TEP inexorablemente a una nueva versión de TAC (Tecnologías para el Acecho y el Control). Miedo.
Muchas gracias por tu blog, me viene de cine.
Muchas gracias, Cristina. Me alegro de que te sirva este blog, que lo único que pretender es compartir inquietudes, conocimiento y generar un poco de debate sano alrededor de algo tan importante como la educación. Un saludo, Eva
No se de educacion y he sido muchas veces victima de esos influencers, pero desde luego si algo creo que en mi educacion fue un acierto por parte de mi madre, fue la de no dejarme consumir nada de internet hasta que tuve cierta edad, cierto conocimiento y una curiosidad y capacidad critica suficiente para que al coger Youtube o el mismo Google, no buscara basura si no que decubriera el maravilloso mundo de los documentales a la carta, los medios de informacion alternativos y en definitiva cualquier cosa que me aportara informacion de nuestra realidad y no me obstruyera y alienara de ella.
Creo que el problema del irresponsable uso de la tecnologia por parte de los mas jovenes no deriva mas que de un control pesimo y desarrollo educativo descuidado por parte de los padres, que por comodidad abandonan en internet a sus hijos.
Dire que escribo esto desde el cercanias en el movil si sirve como excusa de comas y faltas… no me manejo en este teclado
Tu madre es una mujer muy sabia… gracias por tu comentario 🙂