Una de las causas de la pandemia que estamos sufriendo es la pérdida de biodiversidad, que permite que patógenos como el COVID-19 entren con mayor facilidad en contacto con los seres humanos y los infecten. Por ello, es muy urgente que la educación ejerza como catalizador, como motor de cambio para construir un futuro donde la Humanidad prospere respetando los límites ecológicos del Planeta. Esa nueva educación posibilitará, a su vez, un nuevo orden socieconómico basado en la justicia social, el uso de energías renovables y el consumo sostenible de los recursos.
Ecocentrismo y Humanismo vs. Pandemia: una mirada desde la Educación
En estos días de forzosa ralentización de nuestras vidas, en que un diminuto virus está amenazando con poner patas arriba todo lo que parecían certezas, desde nuestro ciego egocentrismo, quizás sea el momento de pararnos a reflexionar sobre el #CaminodelaEducación. Estas son las lecciones que me deja el coronavirus: ecocentrismo y humanismo como respuesta de futuro.
Los retos del líder en la transformación educativa
Necesitamos una educación que trabaje decididamente por el respeto a la vida y la dignidad humana, la igualdad de derechos y la justicia social, la responsabilidad compartida de nuestro futuro común, en armonía con el Planeta, y la aceptación de la diversidad cultural y social como la mayor de nuestras riquezas. ¿Qué papel tiene el líder en esta nueva visión?
Déspotas ilustrados: ¿escuchamos a los jóvenes cuando se habla de cambiar la educación?
El discurso sobre la necesidad de una transformación educativa, que sirva a la sociedad actual a enfrentar y resolver con éxito los complejos problemas a los que nos enfrentamos, está por doquier. Sin embargo, escuchamos poco a los verdaderos protagonistas de la Educación. En este post queremos rendir homenaje a algunos jóvenes “activistas” del cambio educativo y social, y dar a conocer algunas iniciativas lideradas por ellos. ¿Nos acompañas?
Los desafíos de la educación
No estamos en una época de cambios, sino en un cambio de época. El nuevo contexto definido por la globalización nos obliga a reconceptualizar el papel que la educación tiene para preparar a los ciudadanos del siglo XXI en la resolución de los complejos problemas a los que nos enfrentamos.