Educar en la responsabilidad es una tarea de todos. Implica asumir nuestros hechos cotidianos, tener un comportamiento cuidadoso para con los demás, porque cuidando al otro, también nos cuidamos y crecemos como seres humanos. Una responsabilidad que, bien asumida, nos librará tanto de los extremos del individualismo egoísta como de la culpa, esa piedra que pesa tanto en la mochila y nos impide avanzar.